El gran duelo de ser proyector: no poder verse a una misma

“¡Pero yo te veo!”, me decía mi novia cuando desconsoladamente me veía llorar. “Es que tú no puedes entender,” le decía yo, “lo que es ver a través de todos… y no poder verte a ti misma”.

Pocas veces he tocado una tristeza tan profunda como el día en que finalmente entendí que, por diseño, soy incapaz de verme a mí misma.

Yo estoy aquí para ver al otro.

Y puedo hacerlo. Y lo hago bien.

Naturalmente accedo al aura de un Generador y sé quién es: siento su densidad, percibo el pasado que quedó grabado en su cuerpo, leo sus intenciones, anticipo sus necesidades y percibo sus heridas. Detecto sus intenciones y accedo a lo que esconden sus palabras.

Veo con transparencia al otro.
Puedo atravesarlo.
Puedo agarrarlo.
Puedo dirigir su energía.

Pero no puedo hacer lo mismo conmigo misma…

Mi densidad es distinta. No puedo agarrarme. Soy como… aire.

(Sí, querer verme a mí se siente como querer atrapar aire con la mano).

Y quizás por eso el proyector –especialmente, si no sabe dirigirse a sí mismo– puede desperdiciar su vida buscando aprobación ajena o buscándose a sí mismo en sus creaciones o relaciones. Y así nunca se va a encontrar.

Para conocernos y validarnos, necesitamos utilizar otro tipo de recursos.

Cómo ha sido el autoconocimiento para mí, como proyector

1. ESTUDIARME DESDE DIFERENTES ÁNGULOS

Como yo no puedo verme, naturalmente opté por estudiarme. Antes, cuando necesitaba conocerme, hice mil tests de personalidad, jejejejeje. Utilicé diferentes recursos para obtener piezas por aquí y por allá, y poco a poco formé una imagen vaga de mí misma. Esto me sirvió para entenderme, de afuera hacia adentro.

2. ME CREO A MÍ MISMA 

Ahora que ya no siento la ansiedad de conocerme, lo que hago es que intencionalmente cultivo las cualidades que me gustaría tener. Aunque nunca puedo asegurarme de tenerlas (porque no puedo verme y no puedo comprobarlo), activamente busco practicarlas. Confío en que si es mi intención, está en mi aura.

3. MEDITAR Y CONECTAR CON MI CORAZÓN Y MI SER SUPERIOR

Cuando medito, siento el confort de la nada. No tengo que ser densa como en este plano y deja de ser relevante que yo sea “inagarrable” para mí misma. Me reúno con mi espiritualidad, soy todo. Conecto con mi propósito, con mi camino y mis procesos. Accedo a mi guía interna. Converso con mis guías.

4. INTERACTUAR CON LOS GENERADORES CORRECTOS

Cuando dejo de interactuar con Generadores, me pierdo más de vista. A veces siento que me difumino (o me diluyo o me volatilizo, no sé como explicarlo) y no me doy cuenta, sino hasta que me siento deprimida y que la vida no tiene sentido. El Generador correcto me ofrece un espejo temporal que me recuerda quién soy. La relación Generador-Proyector es muy nutritiva para mí.

5. ME RODEO DE LAS PERSONAS ADECUADAS

Soy muy selectiva con mi círculo de amigues. Me rodeo de gente que me reconoce y me ama. No me relaciono con personas problemáticas ni me involucro en dinámicas que me causen confusión. Mantengo mi interacción con el mundo lo más limpia posible y sigo mi Autoridad Esplénica para decidir con quién relacionarme.

Comentarios finales

En lo personal, a mí me hizo bien hacer las paces con el hecho de que no puedo verme de la forma en que veo a los demás. Aceptar que no fui diseñada para eso es todavía un proceso, pero lo acepto.

La desesperación por sentir mi densidad y saber quién soy se calmó naturalmente cuando en lugar de obsesionarme con encontrarme a mí misma me puse al servicio del colectivo.

Ahora entiendo que el don que tengo no es para mí, es para el mundo. Y así está bien. 

Ahora busco elegir bien mis relaciones (uso mi autoridad), respeto mi estrategia (esperar la invitación) y ejerzo mi rol en la medida posible (estudio el mundo y soy una guía).

De esta manera, la vida ha encontrado múltiples formas de demostrarme lo valiosa que soy, lo bonita de corazón y lo generosa de mi alma.

La vida me ha puesto las personas indicadas para que yo integre esa información, personas que me aman y me reconocen, y aunque no pueda comprobar que esto es verdad, elijo confiar en que es así. Yo elijo cómo me percibo, aun si no está enraizado en tierra firme.

Yo he dejado de buscar y, en lugar de eso, me he enfocado en servir. Ya no necesito verme. Me gusta, me encanta. Pero ya no lo necesito. Y cuando la vida me da el regalo de un espejo temporal, lo abrazo y confío en que la apreciación que recibo es verdadera. •ᴗ• 

Si eres proyector, me imagino que me entiendes.

Tkm – ki ☽